5 cosas que debemos recordar al compartir nuestro testimonio en la Iglesia.


 Al menos una vez al mes, los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Últimos Días tenemos la oportunidad de compartir nuestro testimonio durante el primer domingo de mes. En ocasiones, existen otras oportunidades donde podremos compartir testimonio de la veracidad del Evangelio. 


De acuerdo a la Guía para el Estudio de las Escrituras, un testimonio es un conocimiento y confirmación espiritual que da el Espíritu Santo. Los cimientos de un testimonio incluyen el conocimiento de que Nuestro Padre Celestial y Jesucristo viven, que Jesucristo es el hijo de Dios y llevó acabo la Expiación, que José Smith, hijo, es un profeta de Dios y restauró la Iglesia y que la Iglesia es guiada por un profeta viviente hoy en día. 


El compartir nuestro testimonio es algo personal y debe venir del corazón. Hay ciertas piezas claves que componen un testimonio. Del mismo modo, hay cosas que NO constituyen un testimonio y por lo tanto deben evitarse. 


  1. SE BREVE. Cuando el miembro del obispado da inicio a la reunión de testimonio, debemos tomar en cuenta de qué hay un tiempo asignado para ello. Cuando tomamos mucho tiempo, no damos la oportunidad a otros de compartir nuestro testimonio. En el 2013, la Primera Presidencia, hizo énfasis en la importancia de ser breves al compartir nuestro testimonio:  “Nos preocupa que… Miembros que desean compartir su testimonio… No tengan la oportunidad de hacerlo. Los obispados deben exhortar a todos a compartir un testimonio breve y sincero del Salvador, Sus enseñanzas y de la Restauración, para que otros miembros tengan también la oportunidad de participar”. 
  2. DAR GRACIAS Y TESTIFICAR. Mostrar gratitud es maravilloso y debe ser algo que todos debemos hacer. Sin embargo, la reunión de testimonios no es un tiempo público para poder agradecer a la congregación por aquellas cosas que han recibido; a menos de qué se haga de manera breve y esté acompañada de un testimonio sobre las enseñanzas y verdades del Evangelio que han llegado saber por sí mismos.
  3. ACEPTA LOS SILENCIOS. En ocasiones las congregaciones pueden llegar a experimentar silencios donde nadie está compartiendo su testimonio. Algunas personas consideran que esto es una pérdida de tiempo pero no lo es. Cuando las cosas se ponen calladas nos da la oportunidad de poder reflexionar sobre aquello que hemos escuchado. No te sientas de ningún modo apresurado o presionado para saturar a los demás con palabras a menos de que te sientas compelido a hacerlo. El silencio no es algo malo. 
  4. COMPARTE AQUELLO QUE SABES. Un testimonio es definido como una declaración de la verdad. El presidente Boyd K. Packer compartió este principio al contar el relato de una reunión a la que asistió al servir como presidente de misión. Mientras que muchos compartían historias y expresiones de gratitud, un elder declaró de manera breve: “yo sé que Dios vive. Yo sé que Jesús es el Cristo. Yo sé que tenemos un profeta de Dios que guía a esta Iglesia. En el nombre de Jesucristo. Amén”. En respuesta a esta breve declaración hecha por este Elder, el presidente Packer escribió, “ Éste fue un testimonio. No fue simplemente una experiencia o una expresión de gratitud. Fue una declaración, un testigo”.
  5. SUBIR O NO SUBIR. Para muchos pararse enfrente de personas es difícil. Si no comparte sus testimonio en público no quiere decir que no tienes un testimonio. Un testimonio es una confirmación espiritual del espíritu Santo sobre verdad es el evangelio que llegan por medio de una influencia apacible. Ya sea que lo compartas a menudo o no, de manera publica o no, tú sabes cuando tienes un testimonio. Y vaya que es algo maravilloso de tener. 

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