¿qué más me falta?

Hay un sinfín de enseñanzas en el relato del joven rico con el Salvador.  Para la mayoría de nosotros, la respuesta simplemente es una cuestión de dónde está nuestro corazón. Pero también fue una declaración de que tan buena persona era este "joven rico". Recuerden las palabras del Salvador: 


Entonces Jesús, mirándole, le amó y le dijo: Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.  (Marcos 10:21)


Sabiendo que esté joven realmente era verdaderamente una buena persona, Jesús estaba complacido con él. Inmediatamente después, Jesús dijo algo que deberíamos considerar como un cumplido: 

...una cosa te falta.


 ¡Increíble! Que el mismo Salvador, te haya dicho que sólo te hace falta una cosa más para obtener la vida eterna, debe ser algo que nos motive a todos. Pero este hombre, se fue triste. La esperanza que yace en esta historia es que el joven notó en qué estaba fallando y trabajó arduamente para resolver esa cosa que le hacía falta. Y si somos bendecidos al obtener la vida eterna nosotros mismos, tal vez podamos acercarnos a ese joven rico y regocijarnos junto con él. 

Actualmente, el Señor ha mandado que vivamos la ley del diezmo como su ley financiera. En algún momento, se espera que vivamos al Ley de Consagración. En los inicios de la Iglesia moderna, esta ley fue dada y los miembros no estaban listos para ella (igual que el joven rico del Nuevo Testamento). Y, desafortunadamente, este tema es una especie de todo o nada. 


Recordemos que vivimos un Evangelio de amor. Los dos más grandes mandamientos hablan sobre ello; amar a Dios y a nuestro prójimo. Los principios y las doctrinas del mismo Evangelio nos hablan del amor perfecto que Dios tiene por sus hijos. 

Ruego porque comprendamos el significado del amor que Dios tiene por nosotros. Si así lo hacemos, notaremos que no nos falta nada en nuestra vida. 

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